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Mi Aventura en los Dolomitas: De Auronzo a las Tres Cimas

Actualizado: 9 abr


Día 1: Llegada a Auronzo

Mi aventura comenzó de una manera inesperada. Llegué a Auronzo, un pequeño pueblo en los Dolomitas, ya muy tarde en la noche. El lugar estaba tan tranquilo y apartado que casi no podía encontrar mi hotel. Fue un momento de desconcierto, pero por suerte, el destino me había preparado una sorpresa. Andrea, el dueño del lugar, me estaba esperando. Él me vio llegar y, con una gran sonrisa, comenzó a guiarme. Nos encontramos en una charla amigable mientras caminábamos bajo el cielo estrellado, algo que hizo que todo fuera aún más especial. Andrea me acompañó hasta mi habitación, asegurándose de que estuviera cómodo antes de descansar. Al final, a pesar de la incertidumbre de la llegada, sentí que todo había sucedido por una razón. por las impresionantes montañas de los Dolomitas. Fue un descubrimiento completamente inesperado.

Decidí pasar la noche en el Refugio Auronzo, un acogedor refugio de montaña ubicado en el corazón de los Dolomitas. Desde allí, pude disfrutar de vistas espectaculares de los picos circundantes y el Lago Misurina.

A la mañana siguiente, me desperté al primer rayo de luz y me dirigí a explorar la zona. Fue una experiencia increíble presenciar el amanecer en este escenario mágico y tener la oportunidad de capturar la belleza de los Dolomitas con mi cámara.


Día 2: Explorando los AlrededoresAl día siguiente, el sol se asomaba tímidamente en el horizonte y decidí aprovechar al máximo el día. Con Andrea como guía, exploré los alrededores de Auronzo y descubrí algunos de los paisajes más impresionantes que jamás había visto. Llegué al Lago de Auronzo, un lugar que me dejó sin palabras. La calma del agua reflejaba las montañas imponentes, y sentí una conexión profunda con la naturaleza. Ese lago, tan sereno y hermoso, me enamoró por completo. Aquel día me di cuenta de que los Dolomitas no solo eran un lugar increíblemente fotogénico, sino también un refugio de paz para el alma.

Día 3: Caminata para AclimatarmePara poder disfrutar aún más de la naturaleza, decidí emprender una caminata más cercana, no solo para conocer mejor la zona, sino también para aclimatarme al terreno. La ruta me permitió adentrarme en la belleza de los Dolomitas de una manera más cercana. Cada paso que daba me conectaba más con el paisaje, y las vistas me llenaban de inspiración para las fotografías que tenía en mente. Sentí que cada rincón tenía algo único que contar.

Día 4: El Gran Desafío – Hacia el Refugio AuronzoEl cuarto día fue el verdadero desafío. Decidí aventurarme hacia el Refugio Auronzo, pero con muy poco conocimiento sobre lo que me esperaba. Desde Auronzo, tomé dos autobuses hasta la terminal de Cortina d’Ampezzo, y luego alquilé una bicicleta para continuar mi viaje. Pensé que todo sería cuestión de un solo día, pero pronto me di cuenta de que el trayecto era mucho más largo de lo que había imaginado. Tras varias horas pedaleando, finalmente llegué al refugio alrededor del mediodía, agotado pero emocionado por lo que venía.

No había hecho una reserva, pero confiaba en que algo sucedería. Y entonces conocí a Pablo, el encargado de recepción. Un chico muy amable y servicial que, al saber de mi situación, me ayudó a encontrar una habitación disponible. Fue un gran alivio, ya que ya no tenía energía para regresar a Auronzo.

Esa misma tarde, me dirigí a las Tres Cimas de Dolomitas, una de las maravillas naturales que siempre había soñado conocer. El paisaje me dejó completamente asombrado. La majestuosidad de esas montañas, con sus picos imponentes, me recordó por qué me enamoré de la fotografía de paisajes.





Día 5: Un Momento para Fotografiar y Conocer a LucasEsa tarde, mientras esperaba el momento adecuado para hacer algunas tomas aéreas (ya que la zona era restringida), conocí a un canadiense llamado Lucas. Resultó ser fotógrafo y videógrafo, lo cual hizo que nuestra conversación fuera aún más interesante. Compartimos algunas experiencias y nos dimos el lujo de hacer tomas juntos, aprovechando ese escenario maravilloso. Fue un momento único, el poder intercambiar ideas y técnicas con otro fotógrafo en un lugar tan increíble.

Esa noche, después de la cena, el cielo despejado nos ofreció un espectáculo impresionante de estrellas. Nunca había visto tantas en un solo lugar, y ese paisaje nocturno quedó grabado en mi memoria.

Día 6: Regreso a Casa con una Experiencia InolvidableEl día de regreso, me enfrenté a una de las experiencias más frías de mi vida. Mientras descendía por el camino, la temperatura llegó a bajar hasta -3 grados Celsius. El aire cortante me hacía sentir cada vez más frío, y mis dedos, que apenas podían moverse de lo congelados que estaban, me recordaban la dureza de la naturaleza. Pero, a pesar de las dificultades, sentí que cada momento vivido en los Dolomitas había valido la pena.

Este viaje no solo me regaló paisajes impresionantes, sino también recuerdos inolvidables de un lugar único, personas amables que se cruzaron en mi camino y una conexión profunda con la naturaleza que nunca olvidaré. La belleza de las Tres Cimas, el lago de Auronzo y las montañas de los Dolomitas, estarán siempre en mi corazón y en mi cámara.





 
 
 

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